lunes, 29 de julio de 2013

Somos artífices de las mentiras porque las verdades no existen.

No huyas,
ojalá este desgarro,
te enfrente al espejo
y pasaras el espanto.

Mirarte a los ojos,
investigar las causas del desconsuelo
mucho más allá de las rutinas
y las construcciones lógico-explicativas.
Que tu hacer no sea el mal remedio
del castigo cristiano.

Darte cobijo, y acunarte.
Dar 
te. me.
Pero el comandante exige fuerzas
y para descansar está la muerte.

Igual te vi.

Más acá
del soldado, 
listo para la batalla,
con objetivo a la vista.
Esclavo de-mente
Falto de sueños reparadores.

Más allá te vi
y entonces me llamaste enemiga


Casi te creo,
casi deje de verte.
Y me dio miedo de mi.
Es que me reflejaste
y entonces te abrace más fuerte.
Pero me acorde pronto.

El amor jamás sobra,
por eso también hay que entrenar los otros ojos,
soldado.
De adentro hacia afuera
y de abajo hacia arriba.
Y creer en la esencia.
Sos hermoso
también detrás del ombligo.

Intentaste burlarme
de puro susto,
te vi, luz, te vi otra vez y te avergonzaste
Como yo.

Clínicamente,
he ahí el puñal,
¿quien lo determina?
¿la medicina occidental podrida?
¿O tu  manual de estrategia suicida?

Fui tu espejo,
e intentaste acuchillarme
por mis sueños
por mis construcciones numerales
por mis desvíos
Dale, 
apuñala el deseo.

Mi ignorancia,
tu des y conocimiento 
Juegos de seducción.
Estratega, corremos contra el tiempo
Pero la batalla es la misma,
continúa
y no está dentro.

En cambio,
abrazame las miserias,
dame un beso por cada líder ignorado,
por cada grito de lucha que no escucho.

Y tal vez vengas a mi para el descanso,
para el otro lenguaje, silencioso.
O yo vaya a vos en busca del concreto
de la palabra precisa,
o del tiempo.